viernes, 28 de diciembre de 2007

ALIVE AND KICKING (VIVITO Y COLEANDO)

NOTA: Artículo publicado en el Diario Marca el lunes posterior al Gran Premio de China.


No sé muy bien por qué, pero cuando acabó la carrera en Shanghai comencé a tatarear una vieja canción de un grupo británico que me gustaba a mí cuando era un chaval. Era un intento un tanto quijotesco de provocar. Es una de esas canciones que se te mete y no te la puedes quitar de la cabeza. El grupo se llamaba Simple Minds (mentes sencillas) y la canción Alive and Kicking, que en un estilo de andar por casa podríamos traducir como vivito y coleando. Y eso es todo lo que podemos decir ahora, que Fernando ha salvado la bola de partido y sigue vivo para tratar de buscar un nuevo milagro en Brasil. Y decir esto es mucho, porque puedo asegurarles que los ánimos estaban bastante abatidos cuando terminó la clasificación del sábado en Shanghai. No por el cuarto puesto de parrilla si no por la sensación de impotencia, de desconfianza. Al inaceptable papelón de la FIA el viernes, hubo que sumar el desfallecimiento repentino del coche de Fernando en la Q3. Muchos se relamían entre sonrisas en el paddock porque todo estaba hecho, a Hamilton le bastaba con ganar. Sin embargo, por primera vez en una temporada deslumbrante (dentro de la pista) Hamilton se equivocó. Le pudo la ambición. Pecó de codicia, la misma codicia que le hizo desobedecer a su equipo en Hungría, la misma avaricia que le llevó a denunciar a su compañero y a Mclaren allí en Budapest, el mismo egoísmo que mostró en Mónaco… En Shanghai se fue a por la victoria y se olvidó del título. Lo tenía en su mano, pero se le escapó por culpa del primer error de novato que le hemos visto en toda la temporada. Se metió en batallas absurdas y cuando ya era demasiado tarde, entró en el pit lane más rápido de lo que debía. Yo creo que también falló Mclaren que tendría que haber intentado calmar a Hamilton, pero ha habido tantas veces que el inglés no les ha escuchado que es posible que esta fuera una más. Las caras que inmortalizó la televisión fueron elocuentes. Nadie se lo podía creer. Y después Hamilton se fue. Recogió las cosas y cuando la ceremonia del podio encumbraba a sus dos rivales en la lucha por el mundial, Lewis y su sempiterno padre Anthony abandonaron el circuito casi de puntillas.
Ahora habrá que esperar a Brasil y se gane o se pierda allí, al menos lo de Shanghai habrá sido ya una pequeña victoria. La lucha, la esperanza, la oportunidad sigue viva hasta la última carrera del mundial. El milagro de Shanghai nos permite mantenerles asustados, la situación se les ha ido un poco de control y en un último gran premio con tres pilotos con opciones la presión, especialmente para Hamilton, será enorme. El miedo a ganar puede ser su peor enemigo y en una carrera puede pasar cualquier cosa. Sin embargo, no podemos engañarnos, Fernando lo tendrá muy difícil incluso si Mclaren mantiene la famosa igualdad que tantas veces ha pregonado Ron Dennis durante el año. Para empezar habrá que comprobar sí Fernando dispone de su vuelta extra el sábado, esa que le tocaba en Hungría y que desde entonces no ha podido disfrutar por distintas razones. No lo creo y para justificarlo hablarán precisamente de eso, de igualdad. Por otro lado, Fernando tendrá que utilizar un motor usado mientras que Hamilton estrenará uno nuevo. A cambio, Alonso estará en una pista especial para él, acompañado de su gente, de su talismán, en un circuito en el que Hamilton nunca ha rodado con un monoplaza. La lucha será brutal en el paddock y probablemente Hamilton volverá a utilizar sus dotes de agitador, mientras que Alonso seguirá mandando avispas al forro escrotal de Ron Dennis.
No sé qué pasará en Brasil, lo que sé es que en Shanghai el champán siguió dentro de las cajas, las camisetas naranjas con inscripción especial no las vistió nadie, las imágenes de pilotos ingleses campeones, los titulares, los ríos de tinta, la colección de récords, las biografías, las semblanzas, las alabanzas y los parabienes se quedaron atrapados, junto a Hamilton, en una escapatoria de grava.

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