viernes, 28 de diciembre de 2007

EL DÍA EN EL QUE TODOS PERDIERON

NOTA: Artículo publicado en el Diario Marca el día en el que el Consejo Mundial del Motor castigo con dureza al equipo Mclaren. Tres días antes del Gran Premio de Bélgica.

¿Quién ha ganado con esto? ¿A quién beneficia la decisión del Consejo Mundial del Motor? ¿A Ferrari? No, ni siquiera el Imperio Rojo saldrá limpio de esto. Ferrari pierde también porque su victoria en el Mundial de Constructores será un regalo inmerecido. Sí es posible que el Consejo Mundial le haya puesto en bandeja la victoria, pero sólo ganará dinero y el primer lugar en el pit lane el próximo año. A cambio meterá en sus vitrinas un triunfo que, a diferencia de muchos otros, no habrá ganado en la pista. Ser de Ferrari es una religión, una pasión alimentada por muchos años de historia y de leyenda. Estoy convencido que los auténticos seguidores de Ferrari no se sentirán orgullosos de esta victoria. Admitiendo que Mclaren hubiese copiado sus ideas, resulta curioso que la copia haya sido mejor que el original. Ferrari pierde, pero obviamente no tanto como Mclaren. La multa impuesta es un agujero negro. En su profunda inmensidad tendrá consecuencias porque cuadrar los presupuestos cuando te meten un viaje como este es una misión imposible. Casi doce millones de los de antes por algo que el Consejo Mundial no ha podido explicar, ni justificar, ni demostrar. Les han sancionado porque sí, porque hasta ahora en el coche de Mclaren no han encontrado ni una sola pieza, ni una sola idea que haya sido copiada a Ferrari. No han podido demostrar nada, pero en cualquier caso han tomado una decisión sin precedentes. Se había montado demasiado ruido, demasiado escándalo para no hacer nada. Los abogados de Mclaren se marcharon de París desencajados. En cualquier tribunal del mundo nadie habría podido rebatir su defensa, sus argumentos… pero ante la FIA sus libros de leyes no sirvieron para nada. La decisión ya estaba tomada, quizá pactada. Me sorprende el celo que ha demostrado la FIA en este caso. Entiendo que Ron Dennis es una persona arrogante que tiene muchos enemigos en el paddock, pero el resto de las personas que trabajan en Mclaren no tienen la culpa, bastante penitencia soportan teniendo que aguantar su soberbia. Les queda el consuelo de haber salvado al menos el Campeonato de Pilotos por el que van a seguir luchando aún con más ganas que antes para vengar esta afrenta. Al fin y al cabo ese es el mundial importante, del que se habla a final de temporada, el que la gente recuerda y el que egoístamente nos interesa a nosotros que gane Alonso. Sin embargo, Fernando también ha perdido. En el camino de este proceso se ha dejado la confianza de Mclaren en él y la de la gente que trabaja para él. A partir de ahora estará más solo que antes y su futuro en el equipo será algo más que tormentoso. Confío en su capacidad de aislamiento y de concentración para ganar el campeonato. La va a necesitar porque nada será igual a partir de aquí. Por otro lado estoy convencido de que sus opciones de ganar el título se las debe a Lewis Hamilton. De no haber estado el inglés como líder del mundial los puntos del Campeonato de Pilotos también habrían volado. ¿Se imaginan que en lugar de Hamilton hubiese estado Montoya? Seguro que no habría habido indulgencia.
Sin embargo, los que más hemos perdido hemos sido nosotros, los que disfrutábamos de este deporte, los que comprobamos año tras año como esto se está convirtiendo en un negocio cada vez más sucio. Ahora que estoy en Spa se me vienen a la cabeza fotos e historias del pasado. Pienso que he llegado a la Fórmula 1 demasiado tarde. Me hubiera gustado estar aquí en la década de los sesenta o de los setenta. Años en los que esto era un deporte de caballeros más que de tahúres, de escuderías más que de multinacionales. Un deporte en el que había hombres que se jugaban la vida por el simple hecho de ser mejores que los demás, que buscaban la gloria más que la pasta. Una época en los que los garajes estaban sucios, pero las conciencias lucían impolutas.
Y a partir de ahora, más porquería. Esto no se ha terminado. Unos llamarán tramposo a Mclaren con más alegría que información, otros le considerarán víctima, algunos proclamarán su inocencia. Se hablará de traidores, de justicieros… La historia será contada de mil formas diferentes y, probablemente, ninguna será la verdadera.

No hay comentarios: