QUÉ LEJOS ESTÁ JAPÓN

Hay una canción de "No me pises que llevo chanclas" (grupo favorito del productor Miguel Angel Cobos) que dice más o menos eso: "¡Qué lejos está Japón! Hay que montarse en avión un buen rato y si me entra miedo ¿dónde me bajo?". A la letra de este genial grupo andaluz habría que añadirle unas cuantas estrofas porque, sí, a Japón se tarda mucho en avión, exactamente doce horas desde París. Sin embargo, desde Tokio hemos tardado ocho horas a nuestro hotel en Fuji. No sé lo contéis a nadie, pero hoy ha sido un día absurdo. Hemos llegado al aeropuerto de Narita, Tokio. Después de pasar los controles de pasaporte, aduanas, salud (te escanéan con una cámara térmica para ver si tienes fiebre), hemos salido a la terminal y hemos empezado a buscar el mostrador de la empresa de coches alquilados. El tipo que estaba detrás decía a todo que sí, pero no entendía ni una pajorera palabra en inglés. Por señas hemos llegado a la conclusión de que teníamos que coger un autobús que nos iba a llevar a una nave donde estaban los coches. Una hora esperando el autobús. Al fin llegó y nos llevó al lugar señalado. Mientras meditábamos cómo íbamos a ser capaces de llegar conduciendo sin GPS hasta Fuji con nuestros conocimientos de japonés, llegó la sorpresa del día. Un amable empleado nos pide el pasaporte, el bono y el carnet de conducir internacional. Roberto y yo le pasamos el español, pero no cuela. Dicen que no podemos conducir en Japón sin el internacional. Nos miramos los unos a los otros con cara de tontos y decidimos ir en tren. Otra vez el autobús hasta Narita y allí a preguntar. Nos dicen que primero hay que ir a Tokio en el expres, después coger un tren bala a "nosequegoya", ahí un tren (perdigón) a Fuki (o algo así) y de ahí un cercanías a Gotemba que nos dejaría a treinta kilómetros de nuestro hotel. ¡Joer, que plan tan estupendo!

Todos los carteles en japonés, alguna ayuda en inglés, pero no siempre. Carreras de un lado a otro, con todas las maletas... y eso sí muchas risas.

Cuando entramos en el tren bala descubrimos que hay dos tipos de cuarto de baño. El primero está anunciado con este cartel que dice: cuarto de baño occidental.
Cuando entramos nos encontramos un baño más o menos normal, pero sin botoncitos. Un día de estos le hago uno al de mi habitación para que veáis como se la gastan los japoneses con sus gustos por los chorritos.

Al lado del baño occidental hay otra puerta con un cartel que dice: Estilo japonés.
Ya sabéis eso de que la curiosidad mató al gato. Pues eso, no hubo más remedio que entrar. Pensábamos, tate, aquí está la taza de botoncitos. Sin embargo, no fue así, que dececpción. Lo que nos encontramos fue esto.

Estos japos o están locos o les gusta el contorsionismo o los deportes de riesgo, pero no hemos llegado a entender muy bien cómo puñetas podías hacer algo ahí. Sobre todo teniendo al lado el otro que parecía mucho más civilizado...

Afortunadamente, en nuestros momentos de ofuscación siempre aparecía algún viajero local que con una amabilidad y una paciencia incréible nos explicaban en perfecto japonés qué teníamos que hacer. De hecho, Adolfo (cámara) entabló una larga y profunda conversación con esta anciana.

Ella hablaba en japonés y él en español, pero se lo pasaron muy bien. De hecho al final ella le dio un papel con algo escrito en él. Como podréis entender ha sido el blanco de todas las bromas: "Ligón, que eres un ligón. Te ha dado el teléfono, eres un Casanova..."

Después de cuatro trenes diferentes llegamos a Gotemba. Con todas las maletas encima y después de haberlas arrastrado por medio Japón hemos dicho: o comemos ahora o no comemos. Así que fieles a nuestra costumbre de probar la gastronomía local nos hemos ido... a un Mcdonalds. Correcto. El Big Mac sabe igual en Singapur, Madrid y Japón. Con la tripa llena de triglicéridos, hemos cogido dos taxis, pero ninguno de los dos tenía muy claro lo que le decíamos. Así que han tirado con paso titubeante y a mitad de camino se han parado a llamar por teléfono. Miguel trataba de explicarles, pero era imposible no entendían ni papa de inglés. Así que recurrió a la clásica llamada telefónica al hotel y tras una larga conversación llena de repeticiones, conseguir que ellos les expliquen a los taxistas cómo llegar.

A eso de las cuatro lo hemos conseguido, pero ya estaba anocheciendo. A las cinco aquí es noche cerrada. Prueba conseguida. La próxima vez nos apuntamos al programa ese de Pekín Express, tiene que ser más fácil que esto.

Al menos, cuando he llegado y me he actualizado un poco he visto confirmaciones de cosas que yo ya os conté hace semanas. La primera y fundamental: Alonso no se va a BMW, el equipo ha confirmado a Heidfeld y Kubica para el próximo año. A pesar de que muchos insistían en que sí, yo os dije que no y ya está confirmado. También se ha confirmado que Ferrari va a utilizar Lolly Pop en lugar de semáforo, después de los desastres de Valencia y sobre todo de Singapur. Alonso llegará mañana después de pasar unos días de descanso en la playa. El coche no tendrá ninguna evolución, pero ¿Quién no tiene curiosidad por saber cómo va a rendir aquí?

Mañana pronto al circuito. Ya os contaré.